lunes, 16 de abril de 2012

EL DISCO COMPACTO: EL PRINCIPIO DEL FIN

La tecnología avanza a pasos agigantados, y la música se ha beneficiado de ello. Pero ahora, podríamos asistir a la muerte de un ícono del soporte digital musical: el CD.

Una de las grandes cadenas de tiendas de productos electrónicos rusos anuncia que dejará de venderlos en los próximos dos años, cadenas norteamericanas planean reducir el espacio físico que dedican a los compactos, incluso Ford anuncia que sus próximos vehículos no llevarán reproductor de CD.

Y entretanto, expertos y músicos fijan clavos en el ataúd de los discos compactos, criticando su sonido en comparación con las dinámicas del disco de vinilo. Tal es la corriente anti-CD que parece que en poco tiempo la poca gente que compre música en formato físico lo hará exclusivamente en vinilo.

Resulta francamente exagerado. Dudo mucho de que, más allá de una elitista minoría que aprecia esos matices sónicos o simplemente las cualidades -fetichistas- como objeto de un formato mayor y mucho más bonito (¡las portadas!), el comprador que consume música comercial se pase a los vinilos, detalla el sitio web lainformación.com. A los 30 años del primer álbum editado en CD (52nd Street, de Billy Joel), creo que hay que romper una lanza a favor de los compactos. Sí, en su contra está que dicen que no es tan indestructible como se nos vendió (algunos de los más antiguos se han deteriorado), la pérdida de esas dinámicas de sonido y, a nivel creativo, que su larga duración ha provocado miles de álbumes hinchados con canciones de deshecho. Pero como formato el disco compacto es el colmo de la comodidad: ocupa poco, se apila fácilmente, permite libretos con mucha información, puedes escucharlo como te de la real gana sin tener que preocuparte del romanticismo de cambiar el vinilo de cara…

Obviamente, es un formato devaluadísimo. Todos hemos pasado años grabando discos en feísimos CD-R que a poco que se rayaran perdían la información, y es inevitable relacionar esos discos caseros con los CDs de siempre. A mí me sigue gustando regalar discos, pero cuando lo propongo a veces me encuentro con la respuesta de “es que ya se lo habrá bajado”.

Pero hay ediciones preciosas en CD, carpetas con cartón y papel de alta calidad. Además, son fáciles de transportar y siempre puedes llevarte un buen puñado de ellos de viaje. Claro que si ahora ni los coches tendrán reproductor…

FUENTE: www.elintransigente.com